¿Mentir es cultura de banqueros, en aras obtener los máximos
beneficios?. Yo diría que mentir es más propio de políticos que no de banqueros
(estos últimos mucho más profesionales y cuyo negocio se sustenta en un mínimo
de honestidad, o la banca no tendría su razón de existir). Por otra parte, sin
los bancos donde se deposita el dinero de los ahorradores y se conceden créditos
a cuenta del dinero de los ahorradores, la economía no podría arrancar. Lo que
ocurre es que en el sector de la banca se metieron los políticos en sus puestos
directivos, y de allí, impulsados por una ciega codicia, se pudieron fraguar
estafas de preferentes, robos, y manipulaciones de los libros contables, entre
otras muchas chapuzas financieras, que llevaron al estallido de la burbuja
financiera y el rescate de los bancos y cajas a cuenta de los impuestos con los
que cada día ahogan más a los contribuyentes.
¿MIENTEN ALGUNOS PARA OBTENER MÁS BENEFICIOS?
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¿Mienten algunos para obtener más beneficios?
Un estudio dice que algunos banqueros lo hacen, es parte de su cultura.
Los investigadores suizos han presentado pruebas científicas que avalan la idea de que los banqueros mienten para obtener beneficios. Un equipo de la Universidad de Zurich utilizó experimentos con juegos para demostrar que “la cultura que domina el sector bancario subestima el concepto de honestidad”. El estudio, publicado en la revista Nature, aporta pruebas de lo que los investigadores llaman “una pérdida importante de la reputación y una crisis de confianza en el sector financiero”, como resultado de las operaciones ilegítimas, la manipulación de los tipos de interés y los escándalos relacionados con la evasión de impuestos que ha habido en el sector. Doscientos banqueros participaron en el estudio (incluidos 128 de un mismo banco con presencia internacional).
Los investigadores organizaron un juego en el que dividieron a los participantes al azar en dos grupos. Antes de comenzar, se planteó a los participantes que formaban parte del “grupo de tratamiento” una serie de cuestiones sobre su trabajo, tales como “¿cuál es su función en el banco?”; al llamado “grupo de control” se le plantearon preguntas sobre la vida diaria como “¿cuántas horas ve la televisión a la semana?”.
En el juego, los participantes lanzaron una moneda al aire en diez ocasiones sin que el resto de participantes los viera y publicaron los resultados online para los investigadores que llevaban a cabo el estudio. A los jugadores se les informó desde el principio que ganarían una recompensa de 20 dólares por cada vez que acertaran a cara o cruz. Si todos los participantes decían la verdad, la proporción de que saliera cara en cada grupo sería del 50%. En el grupo de control el resultado fue del 51,6%. En cambio, en el grupo de tratamiento, al que se le plantearon preguntas sobre el sector bancario, salió un 58,2% cara, de lo que se deduce que el 26% de los participantes mintió. En opinión de Michel Maréchal, del equipo de Zurich, los banqueros “suelen comportarse con honestidad en una situación de control. En cambio, cuando se sienten en la necesidad de demostrar su valía como empleados de un banco la proporción de mentiras aumenta”.
Para saber si esta reacción se limita únicamente al sector bancario, los investigadores llevaron a cabo los mismos procedimientos con personas de otros sectores (farmacéutico, telecomunicaciones, etc) y con estudiantes. En estos casos, preguntar a los participantes sobre su trabajo no aumentó el número de respuestas falsas. En opinión de Marie Claire Villeval, catedrática de Economía de la Universidad de Lyon, “las conclusiones del estudio confirman algunas opiniones sobre las costumbres que hay en el sector financiero. Es fundamental garantizar una cultura empresarial de honestidad en este sector para que los ciudadanos recuperen la confianza en los bancos”.
Lo más importante según Alain Cohn, otro miembro del equipo de Zurich, es que en “las operaciones de gestión haya un compromiso con una cultura empresarial honesta”. Los investigadores de Zurich sugieren una serie de medidas para ayudar a recuperar la honestidad en el sector financiero. Por ejemplo, apoyan la idea de que los banqueros adquieran un compromiso profesional similar al juramento hipocrático de los médicos, que les ayude a pensar en las consecuencias que su conducta tiene en la sociedad en lugar de dar prioridad a obtener beneficios a corto plazo.