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jueves, 17 de enero de 2013

EL PAÍS DE LOS MISERABLES ( ESPAÑA )


“EL PARAISO DE LOS MISERABLES”, interesante artículo del periodista Federico Quevedo en “El Confidencia”. Nada de ver ni con la reciente película ni con el libro basado en la obra del francés Victor Hugo. Es verdad, somos un país de verdaderos miserables: millones de personas desahuciadas, millones de parados, millones de inmigrantes mantenidos a costa de los impuestos del resto de los españoles, casi la mitad del país por debajo de lo que se conoce por “el umbral de la pobreza”, y oficialmente más de un BILLÓN de euros de deuda pública (cuando en realidad son más de TRES BILLONES). Pero lo peor de todo son los verdaderos miserables morales, carentes de toda honestidad y honradez, formada por toda esa clase política corrupta y mentirosa que a lo largo de todas esas décadas no se ha dedicado a otra cosa que a robar de la cosa pública, a manos llenas, y cubriendo al resto de todos sus cómplices, sean los propios colegas de partido, los demás políticos rivales, o el resto de la casta judicial que los tapa recurso tras recurso hasta que con el tiempo todo el proceso prescribe. De estos pícaros sinvergüenzas,  que son los que dirigen el país, están llenas las cuentas de los paraísos fiscales, sin excluir a Suiza, para dejar el dinero robado en lugar más seguro y opaco que el  mismo propio país al que han robado, y al que igualmente les robarían a base de impuestos por unas leyes y normativas fiscales elaboradas por ellos mismos. Son tales las legiónes de miserables ladrones que tenemos en España, que poco a poco a cuenta gotas van saliendo por los periódicos, mostrando apenas la punta del iceberg del mayor robo conjunto de toda la Historia. Y no es el caso ni de ciegos ni de tuertos, sino que en este caso, en el país de los ladrones, sus gobernantes son los reyes,….nunca mejor dicho. Naturalmente producto del corrupto sistema político-social que ellos mismos construyeron, y que fomenta ese tipo de comportamientos miserables.

http://www.elconfidencial.com/opinion/dos-palabras/2013/01/17/el-paraiso-de-los-miserables-10565/
EL PARAÍSO DE LOS MISERABLES



EL PARAÍSO DE LOS MISERABLES

Este país es una mierda, se lo digo a ustedes completamente en serio. En general, uno intenta ser razonable, adoptar una actitud moderada, buscar en la medida de lo posible el lado positivo de las cosas, creer que, a pesar de todo, lo que prima es la virtud… Pero hay días en los que cualquier intento de mirar las cosas bajo ese prisma se convierte en una pesadilla, y, últimamente, eso ocurre casi cada jornada. Este país es una mierda; lo es porque mientras la inmensa mayoría de los ciudadanos -necios nosotros, idiotas que nos dejamos avasallar y tomar el pelo- hacemos lo que buenamente podemos para sacar este país adelante en medio de la peor crisis económica que hayamos conocido los que estamos vivos, una tropa de auténticos canallas, de miserables indecentes e inmorales que se han aprovechado de nosotros para su enriquecimiento personal en unos casos, y colectivo en otros, ha campado a su antojo a lo largo y ancho de la geografía política de este país durante décadas sin que nada ni nadie se lo impidiera. Y, encima, contando con nuestra aquiescencia y complicidad, porque cada cuatro años les seguíamos votando como si aquí nunca hubiera pasado nada.

Llevamos a cuestas demasiados casos de corrupción, de despilfarro, de desprecio a los ciudadanos y a la propia democracia, como para que las noticias aparecidas estos últimos días sobre las andanzas de la familia Pujol, las de Urdangarín o, las más recientes, del extesorero del PP Luis Bárcenas en Suiza, donde todos ellos acumulaban decenas de millones de euros en dinero negro obtenidos no precisamente de actividades limpias y transparentes, nos dejen indiferentes. Ya está bien. Hasta aquí puede llegar la paciencia de una sociedad civil que ve, con los ojos como platos, cómo día tras día aparecen nuevos casos de políticos que, digámoslo claramente, se lo han llevado crudo, han esquilmado, robado y dilapidado el dinero procedente de nuestros impuestos.

Son todos unos miserables que han vivido y quieren seguir viviendo a costa de nuestra ingenuidad, pobres mortales a los que Hacienda persigue pistola en mano mientras ellos escapan con sus millones a cualquier paraíso fiscal donde poner a buen recaudo el fruto de su inmoral comportamiento¡No señor, se acabó, no podemos más! No se le puede pedir más a la ciudadanía, no se le pueden imponer más sacrificios al tiempo que desayunamos cada mañana con una nueva noticia de algún político -al que no me atrevo a calificar por miedo a que los editores del periódico me lo impidan… o sí, por qué no, me sale del alma-, de algún político cabrón del que nos enteramos que tenía 22 millones de euros en cuentas en Suiza. O de una familia entera que había acumulado otros 300 millones en paraísos fiscales, o de otros que se compran áticos en Marbella de un día para otro o mansiones de lujo en Las Rozas de Madrid y le regalan al constructor 230.000 euros porque sí.  También hay casos de partidos que roban el dinero destinado a la formación de los parados y luego pactan con la Justicia su particular indulto, o de imputados en casos gravísimos de delitos que afectan al sistema financiero a los que se ficha como asesores de multinacionales de la comunicación, de expresidentes que atesoran patrimonios inmobiliarios de tal magnitud que es imposible que los adquirieran con sus sueldos, de otros que gozan de despachos de por vida pagados por el erario público…

Me puedo alargar hasta el infinito, pero todos sabemos de lo que hablamos. De los Bárcenas, de los Pujol, de los González, de los Blanco, de los Rato, de los Bono de turno… Dan igual el color y las siglas. Son todos unos miserables que han vivido y quieren seguir viviendo a costa de nuestra ingenuidad, pobres mortales a los que Hacienda persigue pistola en mano mientras ellos, intocables, escapan con sus millones a Suiza o a cualquier otro paraíso fiscal donde poner a buen recaudo el fruto de su inmoral comportamiento. Nos han mentido y engañado, robado, estafado, malversado, han traficado con nuestros votos y con nuestra confianza en un sistema, el único sistema, que nos permite creer que servimos para algo, que somos algo, que formamos parte de eso que se llama Soberanía Nacional y que esta gente se ha pasado por el arco del triunfo.

Sí, lo siento, y que me perdonen quienes se sientan molestos por mi aspereza, pero hoy me sale de lo más profundo de mis entrañas, en las que pesa más el factor emocional que la razón. Hay ocasiones en que hay que decirlo así, en que hay que decirles lo que son, porque es el único derecho que nos queda. Sé, me consta, que mis palabras son las que muchos ciudadanos están pensando en estos momentos y se guardan tras las lágrimas de su propia tragedia personal, porque para ellos es prioritario llegar a final de mes, pagar su hipoteca o dar de comer a sus hijos. Se acabó, sefini, the end… O estos señores ponen coto a los desmanes que han cometido durante décadas o la sociedad acabará poniéndolos en la puñetera calle, y con toda la razón del mundo, pero entonces serán otros los que vengan subidos a lomos del populismo de izquierdas y de derechas a llevarse crudo nuestro dinero. Y también nuestra libertad.




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