El Papa Francisco I pide que
los conventos vacíos se conviertan en centros para refugiados e inmigrantes, y
ha criticado ayer martes la tendencia de numerosos institutos religiosos de
transformar los viejos monasterios y seminarios que se han quedado abandonados
para convertirlos en un negocio de albergues y hoteles de lujo, que reporten
ganancias turísticas para el clero.
Pues parece que algo está cambiando en la cúpula de la Iglesia con este nuevo Papa, que cada día se parece más al Papa de cine Anthony Quinn en la película “Las sandalias del pescador”, escapándose con un sencillo coche para visitar cualquier barrio modesto, y todo. Y que se ande con cuidado nuestro bendito Berglogio, no sea que algún fanático lo secuestre y pida un buen rescate por él, o cualquier cosa parecida, o que le peguen un tiro feo como le ocurrió al santo Karol Wojtyla, y a partir de aquel episodio sus facultades quedaron muy mermadas, a pesar de visitar en la cárcel a su agresor y perdonarle sus pecados.
Pues parece que algo está cambiando en la cúpula de la Iglesia con este nuevo Papa, que cada día se parece más al Papa de cine Anthony Quinn en la película “Las sandalias del pescador”, escapándose con un sencillo coche para visitar cualquier barrio modesto, y todo. Y que se ande con cuidado nuestro bendito Berglogio, no sea que algún fanático lo secuestre y pida un buen rescate por él, o cualquier cosa parecida, o que le peguen un tiro feo como le ocurrió al santo Karol Wojtyla, y a partir de aquel episodio sus facultades quedaron muy mermadas, a pesar de visitar en la cárcel a su agresor y perdonarle sus pecados.
Que al fin el Vaticano quiera repartir sus riquezas entre
los pobres, está muy bien, sin duda muy en la línea de la predica evangélica de
Nuestro Señor Jesucristo, que tanta buena falta hace que den ejemplo los
miembros del clero.
Pero hay que andarse con cuidado, que no se le abra la
puerta a cualquiera, porque puede ser como el Caballo de Troya, que en cuanto
estén adentro y menos nos lo esperemos, aprovecharán nuestra distracción e
imprudencia para traernos una “guerra santa”, y con ello vendrá la sed, el
hambre, las enfermedades, el desamparo, la desesperación, la miseria y
finalmente la destrucción, como podemos ver en esos países donde por intereses
y el poder, fanáticos se matan entre sí, y matando además a no fanáticos e
inocentes.
La caridad, las buenas intenciones, y las buenas obras están
muy bien. Pero vaya con cuidado, Santidad, ¡con mucho cuidado!, no sea que al final terminemos metiendo la
Bestia dentro de nuestras propias casas, digo dentro de nuestros propios
cristianos países.
FRANCISCO PIDE QUE LOS CONVENTOS VACÍOS SE CONVIERTAN EN CENTROS PARA REFUGIADOS
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ITALIA | Durante una visita a un centro de acogida
Francisco pide que los conventos vacíos se conviertan en centros para refugiados
"Queridídimos religiosos y religiosas: los conventos vacíos no sirven a la Iglesia para transfomarlos en hoteles y ganar dinero. Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo, que son los refugiados". Con estas palabras rotundas y categóricas el Papa ha abroncado este martes la tendencia de numerosos institutos religiosos detransformar los viejos monasterios y seminarios que se han quedado abandonados en hoteles de lujo. Francisco, el Papa de los pobres, ha pedido que en lugar de convertirlos en albergues esos conventos sean destinados a los inmigrantes. Así de claro y de rompedor.
El pontifice ha lanzado su propuesta en la visita que este martes ha llevado a cabo a un centro de refugiados y de solicitantes de asilo que los jesuitas gestionan en el centro de Roma. Francisco, como siempre, ha sido el primero en predicar la pobreza con el ejemplo: se presentó sin escolta y abordo de un pequeño coche utilitario. Y, nada más llegar al centro al filo de las 15.30 horas, lo primero que hizo fue entrar en el comedor y saludar a los refugiados a a quienes les estaban siendo distribuidos alimentos.
Pero, sobre todo, Franciso ha hablado. Sin pelos en la lengua, como hace él. Ha asegurado que "la caridad que deja al pobre como está no es suficiene" y que de lo que se trata es de hacer "justicia" y de encontrar el modo de que los pobres dejen de serlo. Y en ese sentido ha levantado el dedo acusador contra las instituciones políticas y contra la propia Iglesia a fin de que nadie "tenga necesidad de recurrir a un comedor de caridad, a un alojamiento por suerte, a un servicio de asistencia legal para ver reconocido su propio derecho a trabajar, a ser plenamente persona".
Pero, sobre todo, el rapapolvo de Francisco ha ido dirigido a la Iglesia. "El Señor nos llama a vivir con más valor y generosidad la acogida en comunidad, en las casas, en los conventos vacíos". Y ahí es donde ha soltado eso de que es mejor que los conventos vacíos se destinen a los refugiados en vez de que sean transformados en hoteles. Porque para el Papa los religiosos deben de "superar la tentación de la mundanidad espiritual para estar próximos a las personas simples y sobre todo a los últimos".
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