El complicado tema de negociar nuevas condiciones
financieras en un país con políticos y funcionarios sobradamente corruptos,
para evitar su bancarrota, el colapso que ello supondría, y el temporal
arrastre en el resto de las bolsas mundiales. ¿Sería prudente prestar un
poquito más de dinero a Argentina por más tiempo, que lo necesita
desesperadamente, o ese remedio sería peor que su enfermedad?. ¿Caerá o no caerá Argentina?, como para hacer
apuestas. Lo malo es que si Argentina cae, podríamos notar un fuerte descenso
temporal de nuestro IBEX, dada la presencia de las grandes empresas españolas
en Argentina. La cosa es muy seria, y si hay que dar otra oportunidad a
Argentina, debe de demostrar que es transparente, responsable, que arregla sus
problemas internos, que cumple y que devuelve los pagos,...pero ¿quién es capaz
de hacer un nuevo préstamo a una panda de ladrones corruptos?, igual si no le
ayudamos, nos pueden arrastrar con su caída, con fuertes pérdidas en nuestras
inversiones en renta variable expuestas con Argentina (y el IBEX tiene mucho de
ello).
En los años 90, México se encontró en una situación parecida
y desesperada, y el entonces presidente Bill Clinton consiguió del Congreso
estadounidense un importante préstamo para salvar a México, ya que si su vecino
caía, se vería arrastrada buena parte de la economía norteamericana. Y funcionó:
se salvó México de la bancarrota, y con ello se salvó el propio vecino
norteamericano. Por aquella vez los mexicanos se lo tomaron en serio, y
cumplieron, y les salió bien, y se beneficiaron todos. ¿Funcionaria con los argentinos?,
sólo si se impusiera la cordura y la sensatez, frente a la mentalidad corrupta
del robo, del despilfarro y de dejar los problemas a los siguientes que han de
venir, hipotecando el futuro de todo un pueblo y dejándolos estancados y en la
miseria.
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RECESIÓN, 'DEFAULT' Y UN GOBIERNO ACORRALADO
¿Argentina, al borde del precipicio? Unos obstáculos que ni Messi podría regatear
Ni las más fervorosas hinchas argentinas desean tanto el éxito de la selección en el Mundial de Brasil como Cristina Kirchner. Un título sería una bocanada de oxígeno para un kirchnerismo agobiado. La presidenta se ve acosada por el reciente procesamiento del vicepresidente Amado Boudou, acechada por eldefault y jaqueada por una economía en recesión. Unos obstáculos que ni el mismo Lionel Messi podría regatear.
Un fallo de la Justicia de Estados Unidos a favor de los fondos buitres inauguró una serie de días muy complicados para el Gobierno. Los bonistas, lejos de resignarse, quieren un acuerdo como el que selló el Ejecutivo con Repsol por el conflicto de YPF. Poco después, el derrotero presidencial se complicó con malos indicadores de la economía: Argentina ha entrado oficialmente en recesión. Ni siquiera se ha frenado la inflación. Y, por último, estalló la peor noticia para la presidenta: Boudou fue procesado por sobornos. El último ingrediente de un cóctel explosivo.
A poco más de un año para el final de su mandato, Cristina Kirchner deberá reencontrar el camino para salir de este laberinto. Hasta la fecha, su Gobierno ha mostrado autoridad dentro del peronismo como para llegar sin mayores complicaciones hasta el desenlace de la legislatura, que culmina en 2015. Necesita ahora ratificar su política.
Kirchner se juega su futuro en el caso Ciccone
No le sorprendió, pero sí le preocupó. Y mucho. Cristina Kirchner tomó el control político, judicial y mediático del caso Ciccone, la única imprenta de papel moneda del país, una trama que involucra a los más influyentes resortes del poder kirchnerista, empezando por el vicepresidente. Sabe que en la suerte de Boudou se juega lo que resta de su gestión. La caída del vicepresidente puede hacer temblar su Gobierno.
Boudou es el primer vicepresidente en ejercicio de Argentina procesado por un acto de corrupción. La Justicia ha entendido que, mediante un trámite irregular, se hizo con el control de la única imprenta de billetes. El vice forma parte de una trama oscura que participó en negocios millonarios con la complicidad del Estado. Está acusado de sobornos y negociaciones incompatibles con la función pública.
Cristina Kirchner conoció la noticia en la Patagonia, donde descansa los fines de semana. Estaba allí con Carlos Zannini, su máximo operador político.Analizaron el caso con el extremo hermetismo que acostumbran: sóloMáximo Kirchner, su hijo mayor, puede sumarme a esa “mesa chica”. Desde ese momento, el caso quedó completamente en sus manos.
El primer paso fue comunicarse con los abogados de Boudou, según informó el diario La Nación. La estrategia judicial diseñada por Kirchner consiste en apelar ante la Cámara Federal -segunda instancia- para que, por lo menos, sedesestime la acusación por cohecho (sobornos), la más grave.
El vicepresidente Amado Boudou, durante su reciente viaje a Panamá. (Reuters).
La presidenta contra jueces y fiscales
Cristina también manejó los flashes. Cuatro días después del fallo, la mandataria atacó a jueces y fiscales. “La Justicia es un poder que se autogobierna”, dijo, aunque evitó referirse directamente al caso Ciccone. “Fueron los que convalidaron la doctrina de los golpes de Estado”, agregó, en un acto desde Casa Rosada. No es el primer enfrentamiento. El Gobierno impulsó el año pasado una reforma en la Justicia que contemplaba laelección de jueces mediante el voto popular. La Corte Suprema consideró que el proyecto -en su mayoría- era inconstitucional.
Las críticas a Boudou se multiplicaron. La oposición exigió su renuncia; otros, que cediera su puesto como titular del Senado. Astuta, la mandataria ordenó activar los mecanismos institucionales, abrir el diálogo en el Congreso para evaluar el caso Ciccone. Puso en marcha a la comisión de Juicio Político que, con mayoría kirchnerista, desacreditó el proceso en el primer día.
Aunque haya regateado algunos obstáculos, la situación de Boudou supone un grave problema para la mandataria. El vicepresidente, que regresó el miércoles al país, no se presentó este viernes a declarar ante el juez Ariel Lijo. El segundo al mando de Kirchner no tiene respiro: suma diez causas en su contra. Incluso hay un proceso abierto que investiga un supuesto enriquecimiento ilícito.
Una imagen de archivo de la presidenta argentina, Cristina Kirchner. (Reuters).
Una inflación del 40%
La caída en desgracia de Boudou no podría llegar en peor momento. Las cifras de la economía son preocupantes. El Instituto Nacional de Estadística (Indec) confirmó la semana pasada que el país ha entrado técnicamente en recesión. La economía argentina sumó su segundo trimestre de caída consecutivo. Durante los primeros tres meses de 2014, el PBI se contrajo un 0,8%. En el último trimestre de 2013, el descenso había sido del 0,5%.
Ni el enfriamiento de la economía ni la caída del consumo han logrado frenar el aumento de precios. La inflación ha alcanzado el nivel más alto en las dos últimas décadas, junto a la de 2002 (40,9%). De acuerdo a cálculos de consultoras privadas, el alza superó el 2% en junio y calculan que en julio será igual o mayor. El mes comenzó con malos augurios: se encareció en el transporte público y la gasolina. Sufren los más pobres: el 70% de la población con empleo no recibe más de 530 euros mensuales, según datos oficiales.
Pero hay más. Las cuentas públicas están en rojo. En abril, el déficit público alcanzó los casi 400 millones de euros. En este contexto, la financiación externa es clave.
Sería un golpe letal para un Gobierno tan necesitado de recursos externos. El acuerdo para pagar la deuda con el Club de París y el trato con Repsol han quedado velados. Ahora, Argentina tendrá que volver a hacer buena letra con sus obligaciones. Cristina Kirchner también se ha encargado de administrar esta guerra. Horas después de conocerse el fallo, la mandataria atacó a los “fondos buitre” en un discurso público, cuestionó la legitimidad de la deuda, remarcó que el país ya ha pactado con el 92% de los bonistas (los que aceptaron la reestructuración) y aclaró que el Gobierno “tiene voluntad de pago” al recordar los recientes acuerdos con el Club de París y Repsol.
“Hay que distinguir una negociación de lo que es una extorsión. Un presidente no puede someterse a una extorsión semejante. Argentina no va adefaultear su deuda reestructurada. Estamos dispuestos, como siempre, a que entre a ese canje el cien por cien de los acreedores. Porque la vocación de la Argentina es pagar, lo hemos demostrado”, clamó.
¿Por qué Kirchner no paga?
¿Por qué no paga? La deuda es de 1.330 millones de dólares, pero podrían ser muchos más. El kirchnerismo argumenta que si paga a los “fondos buitre” abriría la puerta a una avalancha de reclamaciones de otros acreedores que podrían superar los 120.000 millones de dólares.
Los bonistas hicieron saber que les gustaría que Argentina utilizara una fórmula parecida a la que negoció con el Club de París (el pago de la deuda completa, parte en efectivo y parte en bonos) o bien la acordada con Repsol por el conflicto con YPF (todo en bonos con una quita importante).
El Gobierno sabe que juega con el reloj en contra, pero no se entrega. En un fuerte respaldo político, la Organización de Estados Americanos aprobó esta semana una resolución de respaldo a la postura argentina para que el país logre “un acuerdo justo, equitativo y legal”. Instalado entre Nueva York y Washington, el ministro de Economía, Axel Kicillof, no ha aceptado reunirse con los “fondos buitres”. Mientras, en la Casa Rosada esperan otro regate político de Cristina Kirchner que salve a Argentina del default antes del final del partido.