Que como dijo cierto alcalde
andaluz de que en España “la justicia es un cachondeo”, nadie lo duda. Que los
jueces y fiscales son funcionarios de nómina vitalicia mantenidos por los
contribuyentes, y que con esos privilegios no precisan competir ni ser
eficientes como la empresa privada en la que cualquier inepto e inútil es
despedido, corrompiéndose por la lógica falta de motivación y dejándose llevar
por el vicio de la gandulería y viviendo eternamente del enchufe, es otra de
las verdades que nadie duda. Pero el colmo de esa corrupción de jueces y
fiscales, es que incluso el poder político de este país puede llegar a “comprar
la voluntad” de los fiscales y jueces de las más altas instancias judiciales
(Tribunal Supremo), concediéndoles la prebenda y el nuevo privilegio de los
puestos de “eméritos” tras llegar a la edad de jubilación, sin hacer
absolutamente nada o casi nada (salvo calentar el sillón cuando haga falta), y
sin que el deterioro de las facultades físicas o mentales sea un impedimento.
Es decir, se “compra” la voluntad de los más “altos” jueces y fiscales facilitándoles
una jubilación de oro (que naturalmente pagan –y muy caro por supuesto- todos
los contribuyentes), para hacer posible de forma camuflada que los múltiples
casos de corrupción política lleguen lo más impunes posibles, ya que todos dan
por echo de que todos los casos que pasan por el juzgado de primera instancia,
al final todas las apelaciones y recursos llegaran al Tribunal Supremo donde
esos “magistrados eméritos” ni siquiera se leerán los expedientes de los casos
ya que sólo estarán allí para cobrar el goloso caramelo de 6000 euros mensuales
extras hasta que pasen a mejor vida (asistidos, además, con una secretaria
particular, también a nómina de los contribuyentes), e incluso si fuera poco,
en última instancia queda el recurso del Indulto del Gobierno reconocido por la
propia Constitución. Claro, que además con los miles de políticos que tienen la condición de aforado (en otros países no existe este privilegio político), lo cual significa que solo pueden pasar por el Supremo (¿no dijo Su Majestad en uno de sus mensajes navideños que "todos los españoles somos iguales ante la Ley?, pues es pura mentira), y como el Supremo está indirectamente "comprado" y con ello controlado por el poder político, los que robaron y siguen robando "el dinero de todos" (que es el "dinero de nadie", tal como una vez definió muy acertadamente cierta ministra socialista), saldrán completamente impunes, y con ello España seguirá siendo el paraíso de la corrupción política donde "cualquiera puede hacerse rico en el menor tiempo posible", tal como dijo una vez el ministro de Economía de Felipe González, un tal Carlos Solchaga, pero que, pobres de nosotros que no le entendimos bien, se lo olvidó añadir que sólo se refería a políticos y a magistrados.
(…) El punto culminante del
proyecto es el que se refiere a los denominados Fiscales Eméritos, aquellos
fiscales del Supremo a punto de cumplir la edad de jubilación, establecida en
los 70 años, que a partir de ahora podrán reengancharse a voluntad hasta los
75, con un sueldo neto de 6.000 euros al mes a cargo del contribuyente,
secretaria particular y trabajo cero o próximo a cero
(…) La Ley de Reforma del
Poder Judicial del año 2004 estableció un mecanismo por el que, para poder
aprovechar la experiencia de los jueces de mayor edad del TS y siempre que lo
exigieran las necesidades del servicio, se pudiera prorrogar a los mejores (“Magistrados
eméritos”) por un año natural una vez cumplida la edad de jubilación, mediante
evaluaciones que volvían a repetirse al finalizar el ejercicio. Pero el sistema
se pervierte, como casi todo en España que tiene que ver con el usufructo del
Poder, de forma que a finales de 2012, ya con Gallardón al mando de la cosa,
termina por convertirse en un derecho adquirido de todos los jueces del Supremo
al cumplir la edad de jubilación. Como es obvio, nadie renuncia, ningún
magistrado se va a su casa, no importa su estado físico o mental, todos quieren
seguir disfrutando de la canonjía de unos ingresos de 6.000 euros mensuales
frente a los 1.800 de la jubilación y ello prácticamente por no hacer nada.
En
fín, que tal y como expone el autor del magnifico artículo Jesús Cacho:
"el poder político vuelve a blindarse, a taponar la posibilidad de que los
escándalos de corrupción lleguen a buen puerto". Otro cantar sería si los
jueces y fiscales se tuvieran que elegir cada equis tiempo por los propios
ciudadanos en unas elecciones en las que se presentan como candidatos a los
puestos, tal como ocurre en otros países de democracia más avanzada, menos
corrupta y más depurada. No es de extrañar, pues, lo fácilmente corruptibles y
vendibles que son la casta de los funcionarios de las nóminas y prebendas
vitalicias a cosa de los impuestos que tienen que pagar los contribuyentes, en
este caso los altos jueces y fiscales, siempre insaciablemente ávidos de
mayores privilegios y prebendas.
DE CÓMO PREMIA GALLARDÓN LA VOLUNTAD DE JUECES Y FISCALES
+++++++++++++
De cómo premia Gallardón la voluntad de jueces y fiscales
Las necesidades del Ministerio Fiscal no están en el Supremo, ni en el Constitucional, ni en las Fiscalías Especiales (auténticos camelos inoperantes), sino en las Audiencias Provinciales, Fiscalías de Área y Secciones Territoriales; “trincheras” donde miles de jueces y fiscales tratan a diario de hacer cumplir la ley, llevándose trabajo a casa, con escasos medios y ningún protagonismo mediático.
NACIONAL | 26-01-2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario