En una sociedad que cada vez tiende más a la robotización y
automatización (que liberan a la gente de la carga del trabajo, pero que al
mismo tiempo genera más y más cantidad de desempleados e igual lleva
irremediablemente a una sociedad del ocio), se hace necesario legislar para
proporcionar una renta básica universal con la que los ciudadanos puedan cubrir
sus necesidades vitales mínimas, sobretodo en esa masa de gente más afectada
por esos cambios y por el desempleo irremediable que va a generar.
Es algo que los políticos tendrían que aplicarse y cuanto
antes en sus planes de gobierno, para convertirlo en realidad operativa, y que
esto se convierta en una sociedad donde se cubren las necesidades vitales mínimas
y en la que quien quiera tener más dinero para ascender socialmente, se busque
oportunidades con que generarlo, sea trabajando en un empleo que encuentre o
montando un negocio propio.
OBAMA PREPARA UNA PAGA PARA TRABAJADORES A LOS QUE LOS ROBOTS LES ROBEN EL EMPLEO
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Obama prepara una paga para trabajadores a los que los robots les roben el empleo
- Para incentivar el reciclaje profesional y amortiguar la caída de sueldos
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Casi todos los economistas están de acuerdo en una sola cosa cuando se les pregunta cómo será la estructura del mercado de trabajo en el futuro por lo que respecta a los trabajos menos cualificados: peor. Los robots, pero también otras tendencias como una globalización aún más estrecha (con áreas de libre comercio desde Shanghai hasta Londres pasando por Ohio), o la inmigración creciente, se preparan para robar buena parte de las actividades que desarrollan los empleados que menos cobran hoy.
Por eso precisamente, la administración de Obama prepara una especie de seguro de reempleo contra la automatización, que podría costar cerca de 4.000 millones de dólares al año, y que servirá para amortiguar el impacto de las nuevas tecnologías sobre las rentas de las familias.
El diseño de la propuesta incluye el pago de un complemento salarial a aquellos trabajadores que, tras perder su empleo por causas ajenas a ellos consigan uno nuevo en el que cobren menos. El Gobierno cubrirá así la diferencia entre el nuevo y el viejo sueldo, hasta un máximo de 10.000 dólares o dos años de duración (lo que ocurra antes). Las únicas condiciones serán que el despido no sea disciplinario y que el sueldo bruto en el nuevo puesto no supere los 50.000 dólares al año.
Tal como recuerda el semanario The Economist, EEUU ya ofrece una compensación similar a los trabajadores mayores de 50 años que pierden su empleo por culpa de la mayor intensidad de la competencia de las empresas extranjeras (esto es: aquellos cuyo puesto de trabajo se exporte a países emergentes).
La lógica de la nueva propuesta es la misma que esta última: igual que el libre comercio llena las estanterías de las tiendas de productos baratos (bueno para el consumidor) pero destruye empresas locales (malo para el empleado), los robots podrían suponer al mismo tiempo un beneficio (menor precio de venta) y un coste (menos empleo), así que lo lógico es compensar este efecto contradictorio de la misma forma.
El gobierno de Obama está convencido de que el nuevo sistema no sólo amortiguará el choque de la nueva estructura económica, sino que además favorecerá el reciclaje de los trabajadores. Según la Casa Blanca, los desempleados saben que cuanto más rápido encuentren trabajo en un sector resistente a los cambios introducidos por la robótica, más tiempo se beneficiarán del dinero público.
Eso es precisamente lo que ocurrió en Canadá con un programa piloto realizado en los años 90, y cuyas conclusiones fueron claras: un seguro de desempleo similar incrementó en cuatro puntos porcentuales la proporción de trabajadores desplazados por la exportación de puestos de trabajo que encontraban empleo en menos de seis meses.
Pese a todo, es poco probable que la idea salga adelante, al menos en un futuro cercano. Pese a que el Presidente de EEUU cuenta con una poderosa iniciativa normativa, toda la materia presupuestaria está reservada al Congreso y allí, por el momento, el partido republicano no parece demasiado convencido de que redistribuir renta sea la mejor solución para la economía más poderosa del planeta.
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