Otra estupidez más propia de los mundos de yuppie. Se nota
que la autora del artículo es una joven inexperta que sólo sabe escribir
chorradas.
Vamos a ver: si esto fuera aquí en España, hay que observar
que su iniciativa emprendedora es subvencionada totalmente por el gobierno, y
tal como está el panorama con tanta crisis económica, tanto desempleo y tan
difícil como se ha puesto la carestía de la vida, no todos los ciudadanos están
de acuerdo con que se subvencionen esas cosas con sus impuestos. Y además a
todos los ciudadanos que no estén de acuerdo con integrar o acoger inmigrantes
( que pueden ser de cualquier cosa, siendo su inmensa mayoría moros), se les
llaman esta fea y mal interpretada palabra de "racistas" o
"ultraderecha", cuando en realidad se muestran patriotas que no
desean que se pierda la identidad del propio país.
¿Cómo puede demostrarse que acoger e integrar inmigrantes es
una gran oportunidad económica y social (dejando aparte el tema de lo mucho que se reproducen y multiplican), y no un problema como se pretende, si
tenemos más de un 50% de paro juvenil entre los menores de 30 años, y con ello
cientos de miles de "ni-nis" que ni estudian ni trabajan?. Aparte
tenemos más de 30.000 españoles durmiendo al raso por falta de vivienda, y
otros cientos de miles que han padecido desahucios desde el inicio de la
crisis.
¿No seria lo más sensato, lo más integrador, lo más
solidario, lo "menos racista",...integrar, ayudar, dar clases de
valores del trabajo bien hecho, de resolver conflictos, etc...., primero a los
miles de españoles que duermen al raso o los jóvenes que no tienen trabajo, sin
dejar aparte los de cualquier edad?. No sería nada equivocado poder decir que
la hipocresía está servida.
Los problemas ya los tenemos de nuestro propio país, como
para preocuparnos en arreglar vidas de migrantes "multiculturales"
que igual vienen con dudosos valores y propósitos que sólo conllevan mayores
incompatibilidades, desavenencias y conflictos, que no hacen posible ni la
integración ni la convivencia, y que encima todo eso se tenga que pagar con el
dinero de todos los españoles. Aparte de que igual indirectamente contribuyen a
quitarnos el trabajo a los españoles, son causa de que cada día bajen más los
salarios, y sólo benefician a empresarios codiciosos a los que les favorece
mucho que exista un gran excedente de desempleados dispuestos a aceptar
trabajos precarios con sueldos muy bajos. Y lo malo es que si no estás en la
línea de lo "políticamente correcto" (que desde luego es
completamente incorrecto) de no consentir que metan a los inmigrantes en tu
país, te calificarán de "racista", "xenófobo" o
"ultraderechista", feas palabras que en este caso no tienen ningún
sentido, y que en todo caso más bien significa "patriotismo", palabra
que olvidan de pronunciar y cuyo significado deriva de "tierra de los
padres". Y es que en el fondo para todos aquellos que desean una sociedad
multicultural (con toda la decadencia y pérdida de identidad que ello supone),
la palabra y los valores del "patriotismo" ha de estar desechada y
olvidada en el viejo baúl de los recuerdos. En fín, la nueva construcción de la
Europa de la "Torre de Babel", que conlleva a la confusión, la
dispersión, la decadencia, y la completa pérdida de la identidad nacional para
sustituirla por un extraño, incierto y en muchos casos hasta peligroso
experimento que llaman "multiculturalidad".
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Alemania es una meca para los miles de refugiados que cada día huyen del hambre y la guerra. Tan solo este último año, el país gobernado por Merkel ha acogido a un millón de exiliados; familias enteras, niños solos, hombres y mujeres provenientes sobre todo de Siria, Afganistán, Irak y Albania. No obstante, no todos los alemanes son solidarios; en el sureste del país, en Bavaria, un estado bastante conservador, liderado por Horst Seehofer insiste en la necesidad de poner, como él mismo declaró, "el tapón a la botella". Y todo ello alimentado por las manifestaciones racistas de grupos de ultraderecha que traen a la memoria de los germanos imágenes de un pasado vergonzoso.
En Múnich, en el corazón de Baviera, Michael Stenger, emprendedor de Ashoka, creó hace ya más de diez años SchlaU-Schule, una escuela que recibe e instruye a más de un centenar de jóvenes refugiados de entre 16 y 25 años cuyo deseo y objetivo es que se integren en la sociedad alemana. “No nos limitamos a prepararlos para pasar el examen de acceso a los estudios escolares, sino que lo primero y fundamental es enseñarles las bases de nuestra sociedad: el respeto por uno mismo y por los valores de Alemania, la igualdad de género, la resolución de conflictos, el no ser racistas… Lo que queremos es que sean independientes y buenos ciudadanos. No basta, como dicen algunos, con que aprendan alemán para tener trabajo”, explica Michael.
El currículo incluye clases sobre igualdad de género y resolución de conflictos, y da a conocer a los chicos los valores de la sociedad alemana
Los resultados académicos conseguidos por los alumnos de Stenger son espectaculares:en solo 2 años se preparan para acceder a la educación secundaria. Y además, el 80% de ellos con nota: “La mayoría de nuestros alumnos acaba consiguiendo un trabajo y eso quiere decir que pagan sus impuestos y no necesitan ninguna ayuda social”, afirman Stenger.
Esta escuela pionera prepara también a sus estudiantes para mantener conversaciones en alemán y les enseña asignaturas del currículo nacional; pero su singularidad radica en que les ofrece también apoyo psicológico y legal, y una vez finalizados sus estudios les ayuda a aprender un oficio y a incorporarse al mundo laboral. “Contra la creencia popular, los jóvenes asilados ocupan puestos de trabajo que no quieren los alemanes; por ejemplo, nadie quiere dedicarse al cuidado de otros”.
La idea de crear SchlaU-Schule surgió por necesidad y rebelión contra el sistema: hace diez años, la legislación alemana todavía contemplaba a losjóvenes exiliados como adultos, negándoles el derecho a la educación. Así que Michael Stenger pensó que debía hacer algo al respecto y creó un lugar que fuese mucho más que un colegio, un puente para que los recién llegados no quedasen a merced de la criminalidad y las bandas. Ahora, algunos años después, los jóvenes de 16 a 18 años son contemplados como niños, e independientemente de su origen, tienen los mismos derechos que cualquier alemán. La función de SchlaU-Schola ha mutado también, ya no necesitan crear escuelas, sino expandir sus conocimientos sobre educar para la integración.
Alemania debería ver la llegada de refugiados como una oportunidad y no como un problema, tanto económica como socialmente
Un contexto complicado
Con las nuevas oleadas migratorias y el miedo y el prejuicio creciente, la situación vuelve a complicarse. El gobierno alemán está deportando a su país a los exiliados afganos y muchos estudiantes de la escuela están inquietos. “Los envían de vuelta a Afganistán con la excusa de que deben ayudar a la reconstrucción y es una completa locura”, asegura.
Michael Stenger no está de acuerdo con la ayuda que está brindado su país a los refugiados. Cree que siendo uno de los países más ricos del mundo, Alemania debería tomar una mayor conciencia del problema, que puede acabar en catástrofe con ejemplos racistas como los vividos en Hungría o Eslovaquia, donde el propio gobierno es el primer evangelizador del odio. “Tenemos una obligación histórica porque hace cincuenta años muchos alemanes fueron acogidos en otros países como refugiados políticos. Debemos cambiar la forma de abordar el asunto, para Alemania la llegada de nuevos ciudadanoses una oportunidad, un 'win-win' económico y social".
Y a su manera, lo ha conseguido. Gracias a una actividad política frenética, siempre peleando por los derechos de los exiliados, Stenger ha logrado que la administración pública asuma gran parte de la financiación de SchlaU-Schule, porque “es responsabilidad del Estado cuidar a sus ciudadanos y derribar muros”, concluye este emprendedor alemán.
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