Siempre hay excusas de mal pagador, como por ejemplo decir “los de la auditoria no tuvieron tiempo de hacer un informe de las cuentas”, o si las hacían, se las daba por buenas porque,…ejem, ejem….es que eso es Deloitte, “auditoria de calidad”. Esta claro que eso es un país de chulería, de pelotazo, de picaresca y de sinverguenzas: ¿cómo puede calificarse si no a un país en el que el vicepresidente de la CEOE Arturo Fernández declara literalmente que "aprobamos las cuentas de Bankia para quitárnoslas de encima"?, o “yo sólo estaba en el consejo para firmar”, ¿no tenía otra cosa mejor que decir?, ¿no son obligatorias las cuentas claras y transparentes ante los accionistas de toda empresa que cotice en Bolsa?. Y sin embargo, sólo por tener el cargo y estampar su firma, sin saber nada de bancos o de contabilidad profesionalmente hablando, cobraba unos sueldos de cientos de miles de euros, comos si nada. Nos siguen tomando a todos por tontos, pero cada vez hace menos gracia que realicen en público este tipo de declaraciones y salgan totalmente impunes, tras el colosal desastre de Bankia que nos ha costado varias docenas de miles de millones de euros a todos los españoles, tras una lamentable y chapucera gestión, en la que todos van a decir que no sabían nada, y pasando la pelota al tejado ajeno. Hay demasiados indicios que nos hacen pensar que esto es solamente la punta del iceberg de toda la mierda que han dejados sumergida, pero en España esta forma de pensar y actuar parece estar arraigada en casi todos los empresarios, sean grandes, medianos o pequeños. Vamos, el tirón de la manta a la que en su día se refería el famoso corrupto Luis Roldán, que había sido jefe de los guardias civiles. Engaño, manipulación y fraude es siempre el denominador común a la hora de llevar las cuentas ajenas, y si estas cuentas son públicas y se puede robar, mejor, ya que luego vendrá el papá Estado, socializará las perdidas, y la final todo lo acabarán pagando los contribuyentes. De esta manera los listos que han tenido la suerte de meterse en ello se forran fácil e impunemente, y habitualmente suelen ser empresarios, políticos y sindicalistas, todos cómplices de una mafia común, que se encumbre con nombres de cajas, bancos, o empresas públicas. Enfín esto es España, el país donde cualquiera se puede hacer rico en el menor tiempo que decía el ministro socialista Carlos Solchaga, pero lo que entonces yo no sabía, era que se refería a políticos, empresarios y sindicalistas, todos metidos en la cosa pública, y con la que seguramente habrá bastante de complicidad con los elementos de la judicatura.
Lo dice el vicepresidente de la CEOE, que declaró este vierne en el 'Caso Bankia'.
AGENCIAS / ATLAS. 14.12.2012 - 17.26h
El vicepresidente primero de CEOE, Arturo Fernández, que este viernes declaró como imputado en el caso Bankia, dijo que los exconsejeros que, como él, aprobaron las cuentas reformuladas del grupo que arrojaban pérdidas millonarias, lo hicieron para quitarse "esto de encima de la forma más rápida posible".
Fernández ha afirmado además al magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, en relación con los primeros balances que se aprobaron en marzo y que reflejaban unos beneficios de 309 millones de euros, que "si Deloitte dice que están bien las cuentas, no voy a leerlas", han informado fuentes jurídicas. Según Fernández, en línea con otros exconsejeros, "no sabía" de las dudas presentadas por Delitte sobre los balances
Por ello, y en la misma línea que los otros exconsejeros que ya han sido interrogados, el también presidente de la patronal madrileña (CEIM) ha insistido en que no se le informó de que el auditor, Deloitte, hubiera planteado discrepancias sobre las cuentas de 2011 cuando hubo que aprobarlas, en marzo de 2012.
Dichas cuentas, aprobadas bajo la presidencia de Rodrigo Rato, reflejaron un beneficio de 309 millones de euros frente a las pérdidas de 2.979 millones de mayo, cuando también se anunció la necesidad de pedir una ayuda pública de 19.000 millones, ya con Juan Ignacio de Goirigolzarri al frente del grupo.
Según Fernández, que ha alegado que él era consejero de Bankia para defender los intereses de los empresarios madrileños, la reunión en la que se votaron las cuentas reformuladas fue muy escueta, "del tipo vamos a quitarnos esto de encima de la forma más rápida posible", han asegurado las fuentes consultadas.
A preguntas de su abogado, ha justificado que creía tanto en el proyecto del grupo financiero que compró 30.000 euros en acciones y la misma cantidad para su mujer. Mientras, el que fuera presidente del Comité de Auditoría, Alberto Ibáñez, ha reconocido haber tenido contacto directo con los auditores y ha explicado que, un día antes de que se aprobaran las cuentas de marzo, Deloitte sólo mencionó algunos temas pendientes de discusión como los créditos fiscales.
Discrepancias en los balances del grupo
Ibáñez, que compró 20.000 euros en acciones en la salida a bolsa, ha incidido en que la firma no hizo ninguna advertencia ni puso énfasis en esos temas pendientes, aunque ha justificado el hecho de que no hubiera presentado su informe en el Consejo en el que se votó las cuentas de marzo por la complejidad de la integración de las siete cajas que componen la entidad.
No obstante, ha criticado la pasividad de la auditora, que fue retrasando su informe hasta que el Banco de España no aprobó el plan de recapitalización de la entidad. Por su parte, el exsecretario de Estado de Comercio y adjunto a la presidencia de Bankia José Manuel Fernández Norniella también ha arremetido contra la auditora, a la que ha achacado que ocultara sus discrepancias con los balances del grupo.
El que fuera 'mano derecha' de Rodrigo Rato en Bankia también se ha referido al informe en el que el FMI había señalado, sin citarla expresamente, que el banco era "vulnerable" y consideraba "crítico" que para preservar la estabilidad financiera de España los bancos con escasa capitalización, "sobre todo el mayor de ellos, adopten medidas prontas y decisivas para reforzar sus balances y mejorar su gobernanza".
Unas medidas que, ha dicho, no le supuso ninguna preocupación porque creía que ya estaban contenidas en el plan presentado al Banco de España y entendía que debían implementarse lo más rápido posible. Por último, la cuarta imputada que ha declarado hoy, Carmen Cavero, que fue miembro del Comité de Auditoría, ha coincidido con el anterior en que las cuentas reformuladas de mayo se conocieron el mismo día de su aprobación.
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