viernes, 9 de agosto de 2013

CUANDO WHATSAPP SE TORNA EN OBSESIÓN POR CONTROLAR A LOS DEMÁS



Interesante artículo, para los adictos del intercambio de mensajes WhatsApp: "Cuando WhatsApp se torna en obsesión por controlar a los demás". Aunque puede ser un medio más para controlar el estado de comunicación de la persona que interesa, hay que considerar también que no todo puede ser lo que uno imagina y que, por ejemplo, yo puedo haber leído un mensaje y si creo que no es urgente, contestarlo más tarde. El indicar de leído, también puede indicar que ha llegado al destinatario, pero sin que lo haya leído todavía. Claro que cuando una persona nos importa mucho, se nos hace inevitable mirar el estado de su última conexión WhatsApp
 

 


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LA CARA OCULTA DE LA 'APP' DE MENSAJERÍA

Cuando WhatsApp se torna en obsesión por controlar a los demás

José Mendiola   10/07/2013  (06:00)Escribe tu comentario

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No hace tantos años, uno quedaba con sus amigos o media naranja llamando al fijo. Con la irrupción de los móviles todo esto cambió, y la comunicación se volvió mucho más personal. La llamada era directa y todo parecía mucho más fácil. Sin embargo, en lo tocante a comunicaciones la verdadera revolución estaba por llegar, y lo hizo de la mano de la mensajería instantánea. Los SMSquedaron como un mal recuerdo del pasado: eran caros (pago por mensaje) y no permitían ningún tipo de florituras. 
Pero con la llegada de los smartphones y una creciente tarifa de datos asociada,WhatsApp puso patas arriba la forma en la que nos comunicamos con nuestros allegados. No se trata de una app de mensajería más, sino de un auténtico fenómeno cuyo impacto todavía estamos calibrando en la sociedad. De hecho, esta inocente aplicación está detrás de no pocos conflictos y puede ser la responsable de auténticas crisis de pareja.
WhatsApp sigue capitaneando la lista de las aplicaciones más descargadasen las principales plataformas móviles y su uso se ha estandarizado de acuerdo con un modelo de producto basado en la sencillez: la aplicación básicamente no ha evolucionado desde sus primeras versiones y limita sus funciones ofreciendo al usuario las utilidades que más se utilizan habitualmente (envío de fotos, vídeos, contactos y compartir ubicación).

Sin embargo, una de ellas, posiblemente la más sencilla, está consiguiendo poner nervioso a un número creciente de usuarios: el estado y la última conexión. Ahora que esta sencilla herramienta está dominada, los fans de WhatsApp dedican su atención al estado de la conexión de su interlocutor, un dato que puede convertirse en una indiscreta pista de la actividad del usuario. No es un dato menor: un paseo por Google nos da una dimensión del asunto. Son miles y miles de consultas relativas a este, a priori, inocente dato.

¿Excesivo control?

Así, por ejemplo, la búsqueda "cómo ocultar el estado en línea" devuelve más de tres millones de resultados, muchos de ellos tutoriales sobre cómo ocultar el estado de conexión en la célebre app. Porque en esta guerra por conocer los hábitos del contrario, la parte vigilada quiere zafarse de este incómodo dato. No hay escapatoria: una conexión a las 5 de la mañana puede desatar todo un aluvión de preguntas. 
La desconfianza se hace fuerte por una aplicación que hace unos pocos años no existía. Y no es un asunto menor: hay que recordar la que se lió en torno al célebre double check. ¿Quería realmente decir que el usuario había leído el mensaje? 
Los responsables de WhatsApp tuvieron que salir al paso explicando que simplemente justificaba una entrega del mensaje en el terminal y no una confirmación de lectura. Muchos se sintieron aliviados tras esta explicación. Unsimple FAQ (el acrónimo de las preguntas más recibidas) que dio la vuelta al mundo.
¿Cómo es posible que una aplicación de mensajería desate semejantes conflictos? El problema surge cuando uno de los interlocutores envía un mensaje y no obtiene respuesta pese a ver que la otra parte está conectada. 

¿Por qué no me contesta?

Un hecho intrascendente que desata las suspicacias de las partes. "¿Por qué no me contesta si está en línea?", es la pregunta que atormenta a los afectados por esta vigilancia que las nuevas tecnologías ponen en bandeja. 
Y lo cierto es que los malpensados son legión: otra búsqueda con los términos "WhatsApp" y "cheat" (engañar) nos da una idea de la dimensión del asunto. Demasiado sugerente y demasiado fácil. Un terreno abonado para caer en tentaciones no programadas y también en sospechas desmesuradas.
Desde WhatsApp no se menciona el asunto, pero tampoco se acaba con el fatídico estado, que trae de cabeza a muchos usuarios. Sin embargo, un paseo por sus "preguntas frecuentes" nos da una idea del alcance de esta indiscreción 2.0 y las suspicacias que despierta el conocer en todo momento cuándo nuestro interlocutor está en línea o cuándo ha trasnochado. Y lo que es peor, con quién.

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