Los pacientes bebían desesperados el agua de los florerossucios; incluso del retrete. Estaban deshidratados y sin nadie que les ofreciera líquido. Otros dormían durante días sobre sus propios excrementos, permanecían atados a los barrotes de la cama o perdían la voz gritando porque no soportaban más el dolor. El caos era similar en los pasillos, donde las camillas con enfermos se apilaban ante la ausencia de habitaciones libres.
El dantesco escenario que vio Julie Baile mientras hacía guardia a los pies de la cama de su madre no podía ser cierto. Ni ella ni nadie podían creer que aquello sucediera en un hospital del Reino Unido. Bella, de 86 años, acudió al centro de Stafford para someterse a una rutinaria operación de cadera. Pero su hija notó desde el primer momento que algo no iba bien y decidió quedarse con ella. No sólo fue testigo de la agonía de su progenitora, sino de las muertes de decenas de enfermos que quizá podrían haberse salvado si las condiciones no hubieran sido tan insalubres. “Era como estar en un hospital del Tercer Mundo”, recalca.
El pasado mes de febrero, un informe encargado por el Gobierno determinó que entre 400 y 1.200 personas murieron innecesariamente durante 2005 y 2009 en dicho centro por la ausencia de condiciones óptimas. Mientras el escándalo sigue dando de qué hablar en el país, la efectividad del Sistema Nacional de Salud británico, el llamado NHS, se ha puesto de nuevo en duda esta semana.
Más de 220.000 enfermos mueren en los hospitales ingleses cada año y las cifras sugieren que muchos de ellos podrían haber sobrevivido. Las personas mayores son las que se llevan la peor parteSir Brian Jarman -jefe de la Unidad de Inteligencia Doctor Foster en el Imperial College de Londres y una de las personas claves para sacar a la luz el caso Stafford- ha advertido que la tasa de mortalidad registrada en los centros de Inglaterra (Irlanda del Norte, Escocia y Gales tienen sus propias competencias) sigue siendo notablemente más alta que la de otros seis países desarrollados de Europa, América del Norte, Asia y Oceanía.
Las conclusiones de su investigación, en las que no se citan otros países por motivos de confidencialidad, señalan que los que acuden a ellos tienen un 45% más de posibilidades de morir con respecto a los que ingresan en los centros de EEUU.
Más de 220.000 pacientes mueren cada año
Más de 220.000 enfermos mueren en los hospitales ingleses cada año y las cifras sugieren que muchos de ellos podrían haber sobrevivido. Las personas mayores son las que se llevan la peor parte. Las tasas de mortalidad por enfermedades como la neumonía y la septicemia son respectivamente un 46 y 27% más altas que el promedio internacional.
El Gobierno anunció este verano inspecciones en los 14 hospitales con los peores ratios de mortalidad. Entre los problemas detectados hasta ahora destacan pacientes abandonados en las camillas y sin control durante periodos de tiempo excesivos, mantenimiento de baja calidad en los quirófanos, empleados con turnos de 12 días consecutivos sin descansar, consejos de dirección no informados de ciertos problemas potenciales, incluida una avalancha de nacimientos…
Los titulares no son nuevos. En 2007 se supo que la falta de higiene en tres centros del condado de Kent había acabado con la vida de 90 personas. En una de las principales potencias mundiales, la gente muere en los hospitales por sus pésimas condiciones de limpieza.
Manifestantes piden la dimisión de David Nicholson, responsable del NHS, tras el escándalo de Stafford (Reuters).Un presupuesto de 110.000 millones de libras
¿Es posible que la capital financiera de Europa tenga un sistema sanitario tercermundista? Desde su creación en 1948, el NHS siempre ha sido el niño mimado de los británicos. Presume de ser es el más grande del mundo financiado con fondos públicos y también uno de los más eficientes, igualitarios y completos. Nació con el ideal de ofrecer un buen servicio a todo ciudadano residente, independientemente de su riqueza. Cuando se creó tenía un presupuesto de 437 millones de libras. Ahora cuenta con 110.000 millones de libras. Desde el pasado mes de abril, son los propios médicos los que gestionan el dinero gracias a la polémica reforma sanitaria aprobada en la Cámara de los Comunes en 2012.
Los sanitarios denuncian que el problema, más que a la gestión, se debe a la falta de personal. El doctor Cliff Mann -responsable de los médicos de servicios de Urgencias- señala que después del verano perderán entre 200 y 300 doctores residentes. “Eso significa que las presiones que estamos viendo ahora van a exacerbarse. Necesitamos una clara señal de que habrá algún tipo de acción rápida para hacer frente a esto”, recalca.
Un informe encargado por el Ejecutivo sobre las unidades de A&E (Accidentes y Emergencia) de Inglaterra reveló este verano que los escasos recursos destinados a los fines de semana añaden 4.400 muertes más a la tasas de mortalidad en hospitales cada año. Los pacientes tienen que ser dados de alta antes de tiempo y, como consecuencia, se ha incrementado en más de un 50% entre 2003/2004 y 2010/11 el número de enfermos que vuelven a ingresar pasado un mes. En este mismo periodo de tiempo, se ha reducido entre 80.000 y 104.000 el número de camas.
David cameron acortará sus vacaciones ante la escalada de la crisis en siriaDesde la Confederación NHS -el organismo que engloba a todas las organizaciones del sistema de salud- aseguran que el “tiempo, los recursos y la organización” se citan con frecuencia entre sus miembros como “los mayores obstáculos para mejorar la calidad”. “El NHS es grande y complejo, y el cambio no se puede lograr de la noche a la mañana. Pero sabemos que la prioridad número uno para sus líderes es la atención a los pacientes", defiende un portavoz.
Cuando se presenta este escenario al Gobierno, lo único que se recibe es la siguiente respuesta de un portavoz del ministerio de Sanidad: "El NHS no es más peligroso que cualquier otro sistema de salud en el mundo. De hecho, la revisión realizada por el profesor Don Berwick concluyó que tiene el potencial de ser uno de los más seguros del mundo. Lo que pasó en Stafford fue un escándalo nacional y estamos aprendiendo de los errores. A raíz de la consulta pública sobre este caso, nombramos a un Inspector Jefe de los Hospitales que será responsable de asegurarse de que se cumplen los estándares de atención que todo el mundo espera”.